Si estás en un momento de bloqueo general, de inmovilidad, de apatía o tienes proyectos pero no te ves capaz de realizarlos, es posible que estés en un punto crucial de tu vida. Porque a veces pasan estas cosas? porque a veces nos encontramos en un bloqueo tan grande como si nos pudiésemos dar un paso adelante ni atrás? Hay varias situaciones en las que puede pasar y varias maneras en que puede aparecer. Hay que saber diferenciar entre la apatía o pereza y el bloqueo o inmovilidad. Son estados emocionales muy diferentes aunque el resultado que nos pueden traer es el mismo, la no acción.
Cuando estamos quietos porque nos vemos atrapados por una pereza constante que simplemente no nos permite ponernos en acción todo nos parece imposible de hacer. Cualquier pequeña acción parece gigante y simplemente no tenemos ganas de hacer nada. Muchas veces esta apatía puede ir acompañada de tristeza o melancolía.Y esto pasa por dos razones: primero porque de forma general en nuestra sociedad la no acción es vista como negativa, el no hacer es considerado como pasividad no productiva con lo cual no es aceptada positivamente; segundo porque asociamos éstos estados de ánimo a la depresión, otra condición emocional poco aceptada y más bien rechazada por la sociedad y las creencias comunes. En estados de pereza y apatía es verdad que asumimos muchas veces comportamientos parecidos a los de la depresión pero no quiere decir que sea lo mismo. Puede que tengamos ganas de estar tumbados en el sofá o de dormir mucho, puede que rechacemos eventos de tipo social y contacto con otras personas, tanto amigos como familiares. Es básico tener conciencia de que el comportamiento que se supone que debemos tener, en nuestro consciente como también en nuestro inconsciente, es fructo de las creencias limitantes generadas a partir de la educación y sobre todo de la presión de los estereotipos de comportamiento social. Una vez que tenemos claro que no existe un modelo de comportamiento realmente bueno o malo, sino que existe un modelo de comportamiento socialmente aceptado por las normas y reglas que la comunidad humana ha estado creando durante siglos, nos resulta más fácil desapegarnos de esa idea de lo correcto y lo no correcto. Este desapego es básico y fundamental a la hora de hacer una introspección y un autoanálisis cuando estamos atravesando momentos emocionalmente difíciles como puede ser este bloqueo o inmovilidad, de lo contrario estaríamos haciendo un juicio según los criterios de la sociedad. Si queremos resolver cualquier tipo de conflicto, como he mencionado muchas otras veces en este blog, es importante que nos escuchemos, que escuchemos nuestras reales necesidades. Entonces si analizamos realmente lo que quiere decir estar en inmovilidad, pasivo o sin acción, desde dentro, desde nuestro corazón que es lo que sentimos? Lo que sentimos es una necesidad, algo que nuestro cuerpo nos está ayudando a comprender. Recordemos que el cuerpo dice lo que la mente calla, con lo cual cuando nuestra mente no toma conciencia de un conflicto interior, entonces nuestro cuerpo lo expresa. La apatía y la pereza son una expresión de nuestro cuerpo que dice: tomate una pausa, para un momento! Claro está que para poder hacer una buena introspección es recomendable meditar sobre aquellas emociones, sentimientos y estados de ánimos que surgen para poder comprender en profundidad desde donde vienen y qué es lo que están diciendo.
En cambio cuando hay una situación de bloqueo o inmovilidad, puede ser una situación más conflictiva dado que en estos casos hay una voluntad de acción pero algo nos impide realizarla. Puede que tengamos muchos proyectos, ideas y voluntad de realizarlas pero no las llevamos acabo; de hecho puede que empecemos y luego dejamos a medias el trabajo. Estas situaciones suelen ser muy frustrantes dado que hay una lucha interna entre el querer hacer y el no poder. Por supuesto antes de alarmarnos siempre hay que comprobar en ambos casos, que nuestra vida esté ordenada y tranquila y que todos los aspectos que contribuyen a nuestro bienestar estén bien cuidados. Como muchas veces he mencionado, hay que tener en cuenta que el bienestar físico, psíquico y emocional dependen de varios aspectos entre los cuales la alimentación, el ejercicio físico, el trabajo que hacemos, las relaciones de amistad, pareja y familia, como disfrutamos del tiempo libre, nuestra casa y nuestro lugar de trabajo. Cuando estamos seguros de que todo esto está en orden y aún así aparecen estos bloqueos no tenemos que preocuparnos, si no escucharnos. Ese bloqueo que no te permite avanzar y hacer cosas también te está diciendo algo. Quizás estás pidiendo demasiado a ti misma o quizás los proyectos que tienes no están acorde con tu alma. Sea cual sea la razón solo tú puedes saberlo, solo tú puedes escuchar tu voz interior. Una vez más las herramientas son las mismas, lo que diferencia una situación de otra es como las utilizamos y resultado que obtenemos y este resultado es directamente proporcional a nuestra voluntad de sanarnos. Hay veces en la vida que simplemente lo que necesitas es vivir y por vivir me refiero a escuchar tu voz interior, tu cuerpo, tu corazón y tu alma. En estos momentos lo que necesitas es fluir con esta inmovilidad, escucha ese silencio que te produce. No intentes alejarla con la televisión o con el móvil, empápate de ella, imprégnate del vacío que te deja y siéntela hasta la última célula en tu cuerpo. Puedes escuchar su mensaje? Puedes conectar con ese vacío interior? Intenta no juzgar lo que sientes y lo que llega, intenta abrazar tus emociones, aceptarlas y dejarlas fluir. Quizás esta inmovilidad es necesaria para que ordenes tu vida o para que tomes conciencia de que necesitas hacer un cambio. Puede que hayas llegado a un punto crucial en tu vida y estés en el momento de quietud antes de dar el salto. Para dar un salto hacia delante hay que medir bien la distancia y preparar los músculos para el movimiento, como hacen los gatos cuando se preparan a saltar muy alto o una larga distancia; fíjate en cómo observan con ojos atentos a su objetivo, fíjate cómo miden en su cabeza las distancias y los movimientos que tendrán que hacer y de repente agachar un poquito la cabeza, preparan sus patas, mueven un poco el trasero y se posicionan para quedarse quietos 1 o 2 segundos para concentrar la fuerza en sus músculos antes de dar el salto. Éstos dos segundos son el momento de inmovilidad, lo que tú estás viviendo. Es la preparación a un importante cambio en tu vida y también representa la resistencia que tu ego interpone entre tú y tu objetivo. A veces cuesta superar los viejos esquemas y el ego que tiene miedo, intenta sabotearnos. Por esto es muy importante escucharnos y hacer introspección, porque de esta forma comprendemos esta conversación interior entre nuestro ego y nuestra alma.
En ambos casos lo más importante es no tener miedo, no sentir presión, desapegarnos de la presión social y simplemente vivir el momento presente, el aquí y ahora. El momento presente está cargado de mensajes y si conectas contigo misma los podrás escuchar. Ya solo poder reconocer tus propias emociones es un gran logro y te ayudará a conversar contigo misma.
En cualquiera de los dos bloqueos de los que hemos hablado te encuentres ahora mismo, no intentes rechazarlos o forzarlos a cambiar. Comprende la voz, escucharos, imprégnate de ello interioriza. Este es el camino para poder comprender lo que tu cuerpo y tu alma están diciendo. Nunca te preocupes, solo escucha y deja fluir.
𝐋𝐨𝐫𝐞𝐧𝐚 𝐆𝐢𝐨𝐜𝐚𝐬𝐭𝐚 • 𝐄𝐧𝐞𝐫𝐠𝐢́𝐚 𝐲 𝐞𝐦𝐨𝐜𝐢𝐨́𝐧
𝐓𝐞𝐫𝐚𝐩𝐞𝐮𝐭𝐚 𝐲 𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚 𝐞𝐧 𝐑𝐞𝐢𝐤𝐢, 𝐞𝐧 𝐟𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐁𝐚𝐜𝐡 𝐲 𝐨𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐭𝐞𝐫𝐚𝐩𝐢𝐚𝐬
𝐌𝐚𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐑𝐞𝐢𝐤𝐢 𝐜𝐨𝐧𝐯𝐚𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐚 𝐅𝐞𝐝𝐞𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐄𝐬𝐩𝐚𝐧̃𝐨𝐥𝐚 𝐝𝐞 𝐑𝐞𝐢𝐤𝐢
Mis articulos
Mis cursos
También te puede interesar
- Biblioteca de recursos gratuitos
- Taller empodérate con amor
- Floreciendo-te
- Método Crev
- Taller de meditación online
- Terapias energéticas y emocionales
- Cursos online
- Cómo dejar de obsesionarse con las cosas y relajar la mente
- ¿Porqué necesitamos controlar?
- ¿Culpa o responsabilidad?
- Transformar el pensamiento negativo
- Como despertar la fuerza interior
- El autosabotaje y la zona de confort
- El rol de víctima