Cuando sufres de ansiedad normalmente intentas muchos remedios, pruebas diferentes soluciones para aliviar y gestionar tus síntomas. De hecho hay muchísimas herramientas válidas en el mundo de la medicina natural o de las terapias alternativas. Pero hoy vamos a hablar de una que en mi opinión es una de las más sencillas y primordiales y sin embargo la mayoría de las veces no se le da la justa importancia: la respiración.
El primer gesto que hacemos al venir al mundo es respirar, es el acto primario que nos permite sobrevivir después de un cambio tan traumático como el parto. Una palmada en el culete y si lloramos quiere decir que nuestros pulmones están funcionando a la perfección y ya estamos respirando correctamente. Es un gesto totalmente automatico e inconsciente (la mayoría de las veces) que cumplimos alrededor de 30.000 veces al día. Nuestros pulmones se hinchan y deshinchan constantemente permitiendo el flujo de oxigeno en nuestro cuerpo y el correcto funcionamiento de todos nuestros órganos.
Como funciona exactamente la respiración?
Cuando inhalamos, el aire cargada de oxigeno llena nuestros pulmones y se dirige a los bronquios donde empezará su largo viaje en la sangre a través de los capilares. Estos capilares conducen el oxigeno hacia el corazón que lo bombea a todo el cuerpo. El oxigeno cumple su función generando energía a través de procesos químicos con los nutrientes y como efecto se genera anidride carbonica que a su vez vuelve a ser transportado a través de la sangre al corazón y de allí otra vez a los pulmones para ser expulsado.
Porque en estados de estrés o ansiedad incluso leve la respiración se altera?
Cuando estamos en un estado de excitación debido a ansiedad automaticamente tendemos a acelerar la respiración y dar grandes o rápidas bocanadas de aire, porque a nivel sutil se crean unos bloqueos energéticos a nivel de corazón, pulmones y estomago. Esta forma de respirar aumenta rapidamente y en forma significante los niveles de oxigeno en la sangre y el cerebro detecta inmediatamente el exceso. Como consecuencia fuerza el cuerpo a disminuir estos niveles dificultando la respiración, cerrando los canales que permiten el flujo de aire. Aquí se produce la tipica sensación de ahogo que nos alarma y nos asusta. La reacción automatica que tenemos es intentar respirar aun más porque nos ahogamos y esto empeora más todavía la situación, porque cuanto más exceso de oxigeno detecte el cerebro más dificultará la respiración. Es una estrategia de supervivencia. A menudo en esta fase nos entra pánico porque creemos que vamos a morir, en realidad aunque dejásemos de respirar porque el cuerpo ha llegado al limite, no moriríamos. Al contrario, en el instante en el que, gracias a la falta de oxigeno, el equilibrio entre éste y la anidride carbonica se restablecen todo vuelve a la normalidad y la respiración se regularizaría.
Como lo solucionamos?
Entendido esto y lejos de querer llegar a tan extrema solución, es muy importante ser consciente de que no vamos a morir y de que en cualquier momento podemos controlar conscientemente todo este proceso, desde el primer instante. La respiración consciente es una herramienta muy fácil y extremadamente beneficiosa para el cuerpo y la mente. Nosotros podemos dirigir y controlar perfectamente el aire que entra y sale, su caudal y su velocidad de movimiento. No solamente el aire, sino que a la vez que dirigimos el aire estamos movilizando la energía también, así que es un ejercicio completo que nos permite restablecer y mantener nuestra salud.
Como se hace la respiración consciente?
Muchas personan son escépticas sobre esta técnica porque no le resulta fácil visualizar o relajarse del todo. Pero en mi experiencia la mejor manera es empezar desde cero: simplemente escuchar el ruido de nuestra respiración. Intentamos tomarnos un momento en el que nadie nos moleste y en que podamos tener un poquito de silencio (no hace falta silencio tumbal). Nos sentamos comodamente y simplemente respiramos escuchándonos. A medida que lo vamos haciendo intentamos relentizar poco a poco el ritmo. Es mucho más efectivo hacer este ejercicio cuando estamos tranquilos al principio, para poder llegar a dominar la técnica y poderla luego utilizar en momentos de crisis. Es suficiente hacerlo unos diez minutos una o más veces al día. Con la practica la respiración se hará más lenta y profunda de forma natural y con el tiempo seremos capaces de dominarla en los momentos difíciles o en los ataques de panico. Incluso llegaremos a disminuir estos ataques debido al correcto funcionamiento de nuestra respiración.
La practica y la constancia son fundamentales para obtener buenos resultados. Recordemos siempre que nuestra buena salud depende de nosotros, démosle prioridad máxima!
𝐋𝐨𝐫𝐞𝐧𝐚 𝐆𝐢𝐨𝐜𝐚𝐬𝐭𝐚 • 𝐄𝐧𝐞𝐫𝐠𝐢́𝐚 𝐲 𝐞𝐦𝐨𝐜𝐢𝐨́𝐧
𝐓𝐞𝐫𝐚𝐩𝐞𝐮𝐭𝐚 𝐲 𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚 𝐞𝐧 𝐑𝐞𝐢𝐤𝐢, 𝐞𝐧 𝐟𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐁𝐚𝐜𝐡 𝐲 𝐨𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐭𝐞𝐫𝐚𝐩𝐢𝐚𝐬
𝐌𝐚𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐑𝐞𝐢𝐤𝐢 𝐜𝐨𝐧𝐯𝐚𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐚 𝐅𝐞𝐝𝐞𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐄𝐬𝐩𝐚𝐧̃𝐨𝐥𝐚 𝐝𝐞 𝐑𝐞𝐢𝐤𝐢
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